Paleontólogos trabajan de prisa antes de que suba la marea en una playa de la costa central de Chile: rescatan los restos fósiles de un singular reptil marino que vivió hace 70 millones de años, un tesoro para los científicos.

Con los zapatos y pantalones empapados, los expertos extraen de las rocas los remanentes de un «elasmosaurio», un habitante marino en la era del Cretácico, que comenzó hace 145 millones de años y terminó hace 66 millones.

Es una especie de cabeza pequeña, cuello largo y extremidades modificadas en forma de aletas.

Los restos fueron encontrados en la playa de Algarrobo, un concurrido balneario a 100 km al oeste de Santiago.

Es de especial interés para la ciencia porque su esqueleto -de entre 10 y 12 metros- está prácticamente completo, algo muy poco común en este tipo de hallazgos.

También porque habría vivido en un período del que no se tenía registro en Chile.

Es de especial interés para la ciencia porque su esqueleto -de entre 10 y 12 metros- está prácticamente completo, algo muy poco común en este tipo de hallazgos.

También porque habría vivido en un período del que no se tenía registro en Chile.

Para que se preserve un esqueleto articulado, «se requieren condiciones ambientales muy particulares en el momento en que el animal muere: que no haya habido depredadores que los disgreguen y que se entierre rápido», explica.

Los restos fueron hallados por una vecina de Algarrobo en 2022 cuando caminaba por la playa. Se encontró con una roca que mostraba claramente vertebras articuladas. Avisó a los expertos, quienes comprendieron que se trataba de la cola del animal.

Con indicaciones de los paleontólogos, ella misma ubicó el resto de la formación rocosa de la que se había desprendido el bloque hallado inicialmente. Gracias a eso, se llevó a cabo una excavación en noviembre pasado y otra ahora, en abril.

Cola, dorso y cráneo
Los bloques de roca -grandes y pequeños- que contienen los fósiles fueron trasladados hasta los laboratorios de la Universidad de Chile, en Santiago.

Ahí comienza el lento y minucioso trabajo de limpiar el esqueleto del elasmosaurio atrapado en la roca, con pequeños cinceles y martillos.

Lo primero que salió de las rocas extraídas este mes fue un diente, fosilizado y negro de dos centímetros.

Para que el resto vea la luz requerirá un proceso que podría durar entre uno y dos años. Recién ahí comenzará el trabajo propiamente de estudio e identificación de este elasmosaurio

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