En la noche del viernes, un bombardeo ruso sobre la localidad de Dobropillia, en la provincia ucraniana de Donetsk, dejó al menos 11 muertos, entre ellos cinco niños, y decenas de heridos, según informó el Ministerio del Interior de Ucrania. El ejército ruso utilizó misiles balísticos, cohetes y drones para atacar viviendas, instalaciones administrativas y vehículos, provocando una nueva ola de sufrimiento en la región.

Los proyectiles impactaron en el centro de Dobropillia, dañando varios edificios residenciales y administrativos, así como una treintena de vehículos. A pesar de los esfuerzos de los equipos de emergencia, el ataque fue seguido por nuevos bombardeos rusos que dañaron incluso un camión de bomberos mientras socorría a las víctimas. Como resultado, al menos 20 viviendas quedaron incendiadas.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, condenó el ataque y destacó que estos actos de violencia reafirman la intención de Rusia de continuar su ofensiva. En un contexto internacional tenso, la controversia sobre el futuro de las negociaciones de paz se agudizó cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, manifestó su creencia de que Rusia busca un fin de la guerra, mientras expresaba dudas sobre la disposición de Zelenski a negociar un alto el fuego.

Este ataque se produce en medio de un reforzamiento de la ofensiva rusa en Donetsk, que ha intensificado sus esfuerzos en los últimos meses, centrando su atención en la ciudad de Pokrovsk, situada al este de la capital regional, Donetsk. Aunque Dobropillia sigue bajo control ucraniano, los ataques aéreos rusos, que incluyen una combinación de drones y misiles, se han intensificado en todo el país, con un especial enfoque en las infraestructuras energéticas.

Mientras tanto, la Unión Europea ha condenado enérgicamente estos ataques, con la alta representante de política exterior, Kaja Kallas, acusando al presidente ruso, Vladímir Putin, de mostrar una falta de interés en la paz. Los misiles siguen cayendo, sembrando más muerte y destrucción en el país devastado por la guerra.

En paralelo, la lucha en el aire también sigue su curso. Las defensas aéreas ucranianas derribaron 79 de los 145 drones lanzados por Rusia durante la madrugada, además de interceptar un misil Iskander. Sin embargo, las tensiones continúan también en el frente ruso, con el ejército ruso reportando el derribo de 74 drones ucranianos, a pesar de los daños a la refinería petrolera de Kirishi, una de las más importantes del país.

La guerra no da tregua, y los horrores del conflicto siguen dejando huellas profundas en las comunidades de Ucrania.

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