El estreno de la serie biográfica Chespirito: Sin querer queriendo en Max ha revivido la curiosidad por el legado de Roberto Gómez Bolaños, uno de los artistas mexicanos más exitosos del siglo XX.

Detrás de El Chavo del 8, El Chapulín Colorado y todos sus personajes, Chespirito construyó un imperio mediático con retransmisiones durante más de 40 años en todo el mundo, incluso en Brasil y países no hispanohablantes.

Además de la televisión, expandió su obra al cine, la música, el teatro y la literatura. Mochilas, juguetes, ropa y videojuegos con su imagen consolidaron un negocio multimillonario.

Según estimaciones de Celebrity Net Worth, su fortuna personal al fallecer en 2014 era de unos 50 millones de dólares, más de 900 millones de pesos mexicanos al tipo de cambio promedio de su carrera.

Aunque su hijo ha matizado esas cifras, el fenómeno de El Chavo del 8 habría generado ingresos totales por más de 1,700 millones de dólares para Televisa a lo largo de las décadas, con cada retransmisión valuada en alrededor de 1.3 millones de dólares.

Hoy su legado sigue vivo en nuevas generaciones, reforzando el impacto cultural y económico que marcó para siempre a la televisión latinoamericana.

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