La ONU no puede ignorar más la realidad: el planeta está al borde del abismo y la humanidad sigue caminando hacia él, a pesar de conocer el destino. En su último informe Riesgos de Desastres Interconectados de 2025: Una Nueva Página, presentado ayer, la Universidad de la ONU advierte que los esfuerzos actuales para frenar la crisis climática son insuficientes y poco efectivos.
Shen Xiaomeng, director de la Universidad de la ONU, no duda en señalar la falta de acción: “Los datos son claros, pero seguimos sin movernos lo suficiente. El cambio climático avanza y, sin embargo, seguimos con un consumo de combustibles fósiles desmesurado y los residuos siguen acumulándose a niveles alarmantes.”
El informe habla de una realidad inquietante: la sociedad no está tomando las medidas necesarias. En vez de escuchar las advertencias de los científicos, seguimos aumentando nuestra huella ecológica, como si el futuro no fuera una prioridad. El reto no está solo en lo que vemos, sino en las estructuras que nos permiten seguir por este camino. El problema es más profundo, mucho más que lo que muestra la superficie.
“El mundo necesita un cambio estructural radical. Lo que estamos haciendo no es suficiente. Los parches solo están retrasando lo inevitable”, señala el informe. Y la solución no es sencilla: hay que repensar desde las bases, desde las raíces.
La ONU no solo apunta al problema, sino que propone una hoja de ruta clara: repensar los residuos, realinearse con la naturaleza, reconsiderar la responsabilidad, reimaginar el futuro y redefinir el valor. Caitlyn Eberle, autora del reporte, lo resume en una frase poderosa: “El cambio verdadero empieza cuando nos atrevemos a mirar más allá de lo que ya conocemos y comenzamos a cuestionar todo.”
El momento de cambiar es ahora, y ese cambio no puede ser superficial. La humanidad está en una encrucijada, y la dirección que tomemos hoy decidirá el futuro de todos.